Este
post está dedicado a todas aquellas artistas de corazón que, como yo, han sido
dotadas con dos manos izquierdas. Me encanta la decoración, de verdad, pero
pedirme que haga un dibujo a mano alzada es un gran error. Las habitaciones de
mis hijos, como sabéis los que me seguís hace tiempo, las pinté con un
“proyector casero”; pero hace poco descubrí un par de cosas por casa que ojala
hubiera sabido por entonces y que hoy quiero compartir con vosotros.
La
primera es una aplicación de mi impresora (Lexmark P4350) que me permite elegir
una foto e imprimirla como ampliación. Una vez que le habéis dado a imprimir
sólo tenéis que seleccionar la opción “propiedades” y en ‘Tareas”, seleccionar
‘Ampliar o reducir la imagen’. Podéis seleccionar desde 2*2 (4 folios) hasta
4*4 (16 folios). Por supuesto, también podéis ir a una fotocopiadora y encargar
una ampliación, pero yo quería ahorrarme el coste que supone.
La
segunda es que he vuelto a encontrar, en los bazares, cómo no, papel carbón.
Recuerdo que lo utilizaba con mi máquina de escribir. Sí, a pesar de tener sólo
34 años llegue a utilizarla y me encantaba. En ella escribí mis primeras obras
de teatro para representar con mis amigas en el colegio y con este papel podía
ahorrarme alguna copia del guión. Lo busqué hace unos años para mis trabajos
manuales, pero no conseguí encontrarlo en ningún sitio. El otro día en uno de
mis paseos por los bazares (antiguas tiendas del “todo a cien”) lo volví a
encontrar en la sección de papelería. ¡Qué alegría!
Con estas
dos herramientas tenéis muy fácil pintar las paredes de la habitación de
vuestros hijos. Os pongo el paso a paso de lo que hice yo en Semana Santa y que
volvió loco a mi pequeño forofo de Rayo Mac Queen. Primero seleccioné en Google
una imagen de Rayo Mc Queen. Lo imprimí en formato 3*3 (9 páginas); en la
imagen sólo veis 6 porque las demás estaban en blanco ya que la impresión es de
todo el documento donde está la imagen y no sólo de ésta, algo que tenéis que
tener en cuenta. Y una vez impreso, coloqué los folio como si se tratase de las
piezas de un puzzle y las uní con celo. De la experiencia se aprende: es mejor
que las unáis con cinta de pintor porque al pintar sobre ella se traspasará
mejor al papel carbón y a la pared. Y a continuación recorté lo que sobraba
para que fuese más manejable.
A
continuación pegué en la pared el papel carbón, con la parte blanca vista.
Sobre éste, el dibujo impreso. Y a continuación lo calqué repasando con un
lápiz las líneas del coche.
Al
retirar los papeles comprobaréis que el dibujo ha quedado copiado en la pared.
Ahora es el momento de repasar los contornos con un rotulador permanente y
colorear el dibujo.